Las normas de sistema de gestión son cada vez más reconocidas como un medio para optimizar y mejorar los procesos en las empresas; y su certificación, cada vez más solicitada como reconocimiento de su implantación.
Sin embargo, existe un concepto equivocado de que la implantación de las normas ISO y su certificación es solo para grandes corporaciones, y que las pequeñas empresas pueden tener dificultades para ello.
Nada más lejos de la realidad. Una de las finalidades de las normas es ofrecer orientación a todas las organizaciones en la implantación de un sistema de gestión, independientemente de su tamaño, actividad y complejidad. Por este motivo, las normas definen los requisitos mínimos que se deben tener en consideración, siendo las organizaciones quienes deciden como llevarlos a cabo.
Pues bien, al igual que las normas pueden ser implantadas en todas las organizaciones, su certificación también puede ser conseguida por todas las empresas. Su obtención se realiza a través de un proceso de auditoría externa llevada a cabo por una entidad de certificación.
Cada vez son más las pequeñas empresas que digitalizan su negocio: diseñando una página web, gestionando redes sociales, añadiendo comercio electrónico o mejorando sus gestiones con soluciones digitales (factura electrónica, etc.). Por lo tanto, se encuentran preparadas para abordar una auditoría en remoto.
Son precisamente las características intrínsecas de una micropyme las que ayudan a este proceso. Se trata de organizaciones cuyas principales ventajas son la capacidad y rapidez de adaptación, al ser más agiles y ligeras.
Esto les permite unas condiciones adecuadas para la consecución de certificaciones de sus sistemas de gestión y, con ello, todas sus ventajas, tales como, mayores niveles de eficiencia, confianza y satisfacción de sus clientes, aumentos de la productividad y competitividad o reconocimiento en el mercado, entre otros.
En definitiva, una auditoria en remoto puede ser llevada a cabo en cualquier tipo de entidad.