"La finalidad de una organización marca su rumbo para lograr conciliar interés económico y social"

El capitalismo está en un proceso de evolución, en el que las empresas que son referencia avanzan hacia un equilibrio donde junto al legítimo interés de ánimo de lucro, se buscan otras finalidades extraeconómicas; propias del concepto de responsabilidad social. Así, la idea fundamental del capitalismo evolucionado es conciliar el interés económico con el interés social. Este concepto general se traduce en prestaciones sociales, en respeto al medio ambiente, respeto máximo a las leyes, transparencia y participación. En ese marco, la finalidad que se fijen las compañías determina el rumbo para la consecución satisfactoria de dicho balance.

Esto, en entidades como AENOR cobra aún mayor relevancia; porque no hay que perder de vista que desempeña una actividad ligada a la confianza en el campo económico, industrial y de servicios. Por lo tanto, la acción extraeconómica propia de la responsabilidad social corporativa que mencionaba, en AENOR toma un cariz más intenso.

Creo que hay tres funciones esenciales que debe de cumplir un consejo de administración. En primer lugar, debe marcar un estilo; es decir, una forma de abordar los problemas, de relacionarse con la sociedad y con sus grupos de interés en general. En segundo lugar, es muy importante su labor de impulso; no se trata de realizar una gestión concreta, pero sí de fijar metas dentro del estilo marcado. Y en tercer lugar debe llevar a cabo una labor de supervisión.

En mi opinión, cada vez se acentúa más esta tercera función, ya que un consejo debe tener una actividad intensa supervisando la marcha general de la compañía a través de sus comisiones en distintos campos: jurídico, económico, empresarial, de transparencia o en cuanto a la dimensión social del factor humano. En este sentido, el bienestar del personal debe estar entre las prioridades del consejo.

Desde el punto de vista económico, AENOR se engloba en la categoría de mediana empresa, por lo que le aplican una serie de obligaciones jurídicas de gobierno corporativo diferentes a las de las grandes compañías. Sin embargo, juega con un fondo de comercio de prestigio, transparencia y fiabilidad. Por eso ha decidido incorporar a su gobierno corporativo técnicas de grandes empresas, que en principio no son exigibles a una empresa del tamaño económico de AENOR.

En este sentido, se han dado pasos importantes con la creación de las comisiones del Consejo (retribuciones y auditoría), códigos de buena conducta o la presencia permanente a través de reuniones de Consejo frecuentes. AENOR ha comprendido que debe asumir estas responsabilidades no por su importancia económica, sino por la función que cumple, impulsada igualmente desde la Asociación Española de Normalización, UNE, basada en la confianza, prestigio y honorabilidad. Así, debe ser la primera en aplicar los estándares de buen gobierno existentes.