La Marca N de certificación de productos de construcción ha evolucionado, adaptándose a las diferentes circunstancias del sector, para sumar confianza y convertirse en un pasaporte internacional a nuevos mercados. Más de 1.000 centros de producción, ubicados en 40 países, cuentan con la Marca AENOR y están definidos reglamentos de certificación para 330 familias de productos.
Para el Vicepresidente ejecutivo de CEPCO, la Marca N permite la competencia leal entre fabricantes e importadores; ofrece seguridad en la exportación, y es una herramienta para que las Administraciones configuren una construcción de calidad, y con mejor prestación medioambiental y de seguridad.
Desde hace más de 30 años, AENOR viene acompañando a las organizaciones que suministran productos de construcción a generar confianza en sus fabricados, facilitando a los prescriptores públicos y privados las especificaciones de compra en el momento de decidir qué productos de confianza utilizarán en sus obras. Y, por extensión, sirviendo a la sociedad en general contribuyendo a la mejora global de la calidad de las edificaciones y de las obras civiles.
La certificación de producto fue pionera en el comienzo de las actividades de AENOR. Con la estrecha colaboración de muchas asociaciones sectoriales de la construcción, la gran mayoría miembros de lo que hoy es la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (CEPCO), los productos de construcción han mantenido un elevado peso específico en la actividad global de certificación de producto de AENOR.
Esa larga historia implica que esta certificación ha ido adaptándose tanto a las necesidades del mercado como a la realidad regulatoria, considerando que el sector de la construcción siempre ha estado afectado por distintas reglamentaciones.
Desde el punto de vista regulatorio, quizá los hitos más destacables hayan sido la entrada en escena en el año 2001 de la Directiva de Productos de Construcción, la aprobación de la Ley Orgánica de la Edificación y su Código Técnico de la Edificación en el año 2006, la Instrucción del Hormigón estructural de 2008 o la entrada en vigor del Reglamento de Productos de Construcción en 2013.
Desde el punto de vista del mercado, en estos años hemos vivido el que posiblemente sea uno de los mayores crecimientos concentrados en una década en el mundo de la construcción, del 2000 al 2008; y también el que seguramente sea el mayor desplome de esa actividad, donde en algunos sectores se llegó al 80 % de caída en la producción.
La Marca AENOR N ha ido evolucionando, adaptándose a las diferentes circunstancias constituyendo siempre un valor añadido de aporte de confianza en el sector. Con esa misma disposición afrontamos los retos actuales que el sector, la reglamentación y los mercados demandan para mantener ese prestigio y reconocimiento de la marca en niveles óptimos para seguir aportando valor a la actividad que préstamos.
Una gran parte del comercio de productos de construcción se sitúan en el ámbito B2B, entre profesionales. Esta realidad implica que hoy en día no resulte sencillo concretar transacciones comerciales de productos de construcción sin tener la capacidad de avalar los mismos con elementos que aporten confianza al cumplimiento con las especificaciones requeridas. El comprador sabe lo que quiere, sabe cómo pedir que se lo demuestren y la Marca N constituye una herramienta de consenso entre las partes, contando con el prestigio y el reconocimiento de:
La Marca N sirve como tarjeta de presentación del cumplimiento de productos de construcción en diversos países. Hoy es aceptada para algunos productos, a distintos niveles, en países de nuestro entorno, en el Magreb y en otros más lejanos, como Oriente Medio, Sudáfrica y en Latinoamérica
No se puede dejar de citar el cada vez más activo reconocimiento internacional. Nuestros clientes utilizan la Marca N como tarjeta de presentación del cumplimiento de sus productos en diversos países.
Hoy la marca de AENOR es aceptada para algunos productos, a distintos niveles, en países de nuestro entorno, en el Magreb y en otros más lejanos, como Oriente Medio, Sudáfrica y en Latinoamérica. Trabajamos por reforzar este reconocimiento y conseguir acuerdos que permitan extenderlo a más productos, algo que no es sencillo de generalizar porque el sector de productos de construcción es diverso y las posibilidades diferentes. El apoyo y la colaboración de las asociaciones sectoriales y de los propios fabricantes es decisivo para avanzar en esa dirección.
Estos reconocimientos nunca serán suficientes para aquellos que están a diario en el mercado tratando de abrir nuevas oportunidades y no siempre lo consiguen. Conscientes de ello, hemos iniciado una vía de colaboración con otros organismos de certificación de prestigio que permita que la base técnica y de evaluación de la conformidad bajo la que se concede la Marca N pueda ser utilizada en la obtención de otros certificados que permitan el acceso a nuevos mercados. CERTIF en Portugal, AFNOR en Francia o ICONTEC en Colombia son ejemplos de ello.
Todo este esfuerzo resulta en que ya sean más de 1.000 los centros de producción que cuentan con la Marca N en el sector de la construcción, localizados en 40 países, y que estén definidos reglamentos de certificación para 330 familias de productos. Mas de 400 líderes del sector procedentes de empresas fabricantes, asociaciones profesionales, Administraciones públicas, compañías de servicios, expertos técnicos, centros de investigación, laboratorios, etc. colaboran con AENOR en los comités técnicos de certificación en el desarrollo de nuestra actividad.
AENOR sigue trabajando para que la Marca N continúe dando respuesta a los nuevos retos de la industria, reglamentación y mercados, que pasan por aspectos como sostenibilidad o digitalización.
La sociedad demanda fijar la atención también en otros aspectos donde hay que poner el foco para seguir ofreciendo una Marca AENOR del máximo nivel. Es el caso de la sostenibilidad, que constituye una preocupación de la sociedad en general y del regulador en particular. Aspectos ambientales y de eficiencia energética están cada vez más presentes en distintas reglamentaciones, como, por ejemplo:
La inclusión de estas nuevas inquietudes dentro de los esquemas de certificación, en la medida que sean de aplicación para los distintos productos, es una necesidad para mantener a la Marca N como referente en el sector. AENOR ya ha definido herramientas para dar soluciones a estas demandas y está trabajando en el desarrollo de nuevos esquemas que cubran las restantes.
Por citar algunos ejemplos, en lo que se refiere a la sostenibilidad de productos de construcción y la información de los impactos ambientales de los mismos, las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP) son una herramienta donde AENOR ejerce el liderazgo. Las DAP permiten a las organizaciones disponer de información que podrá ser empleada en la apertura de nuevos mercados, dado que es reconocida por entidades que operan en mercados ambientalmente excelentes. Además, son documentos aceptados y reconocidos por las Administraciones en los procesos de compra pública. Las DAP cuentan con reconocimiento internacional a través de acuerdos bilaterales firmados con los Operadores de Programa más relevantes del mercado.
En relación con el futuro Código Estructural, la nueva certificación supone un salto cualitativo respecto a las prácticas actuales, dado que incluirá entre sus requisitos, además de los tradicionales aspectos técnicos recogidos en las normas de aplicación, otros de calidad, ambientales, sociales y económicos del producto.
Esta certificación, prevista para los productos con incidencia en las estructuras, pretende apoyar a las organizaciones en la demostración ante las Administraciones públicas del cumplimiento con los indicadores de sostenibilidad de una estructura, tal y como se recogerán en el futuro Código Estructural, y por tanto, optar al Distintivo de Sostenibilidad Oficialmente Reconocido (DSOR). En consecuencia, mejorará su posicionamiento ante licitaciones públicas y reforzará la demostración del compromiso de estas organizaciones con la sostenibilidad desde todos los puntos de vista.
Otro aspecto relevante es la industrialización y la digitalización en todo lo relacionado con los procesos constructivos. Parte del sector ya está evolucionando y tendrá que generalizarse hacia dinámicas compatibles con la nueva forma de construir.
Esta evolución no afectará sustancialmente a la esencia de la certificación en lo que implica la comprobación de las características del producto como tal. Para certificar un hormigón habrá que seguir visitando la obra, tomar una muestra del hormigón que se está aplicando, curar la probeta y ensayarla a los 28 días para comprobar su resistencia. Repetir el proceso cada dos semanas en distintas obras y hacer una evaluación estadística de los valores obtenidos.
Sin embargo, será necesario revisar la forma de suministrar esa información al cliente, buscando sistemas que faciliten la integración y el tratamiento de esa información en herramientas de trabajo colaborativo.
Un ejemplo de este camino hacia la digitalización será la adaptación de nuestros certificados a medios que permitan la interactuación con los modelos de información BIM.
AENOR está trabajando tanto en la certificación de los sistemas de gestión de la información que emplean BIM como en la certificación de esta metodología en proyectos de construcción específicos.
Las Declaraciones Ambientales de Producto permiten a las organizaciones disponer de información que podrá ser empleada en la apertura de nuevos mercados, dado que es reconocida por entidades que operan en mercados ambientalmente excelentes
Para el Vicepresidente ejecutivo de CEPCO, la Marca N permite la competencia leal entre fabricantes e importadores; ofrece seguridad en la exportación, y es una herramienta para que las Administraciones configuren una construcción de calidad, y con mejor prestación medioambiental y de seguridad.
Creo que nuestras diferentes Industrias confederadas traen en su ADN, de muy lejos, el tratar de hacer las cosas lo mejor posible. Ese concepto de calidad, a partir del momento en que se aprueba la Directiva de Productos de Construcción en 1986, se convierte en una interiorización de su obligatoriedad para ser competitivos. Y esto lo trasladan tanto a calidad como a seguridad industrial, respeto al medioambiente, economía circular, etc.
En definitiva, y con todos los inconvenientes que conlleva esta apuesta por la calidad frente a una competencia desleal; creo que elevar a las mejores cotas de calidad que les es posible los procesos, los productos y su distribución, es un sentimiento muy arraigado en nuestras empresas.
Estamos en un mundo impactado por el COVID-19. En medio de ese cataclismo sanitario, emerge con claridad meridiana la necesidad de homologar dispositivos de alcance sanitario. No es algo que nadie pueda permitirse discutir; al contrario, lo exigimos con firmeza pues de ello depende la salud de quienes más queremos.
Una respuesta pre-COVID-19 apuntaría a las mejoras internas dentro de cada empresa u organización que se acoja a la certificación por terceros de sus procesos y productos, así como a la demostración, ante cualquier usuario, de la calidad de cada producto.
Hoy, tenemos que convencernos, que la certificación no sólo es un impulso indudable a la competitividad mundial sobre la base de las mejores calidades, sino que marcas como la N son garantía mundial de confianza respecto a las correctas prestaciones de un producto, sea en el ámbito que sea. De ello tienen también tienen que convencerse las Administraciones Públicas, empezando por la Comisión Europea que lleva paralizando mucho tiempo la inclusión de normas europeas en el Diario Oficial de la UE,
Hay que abandonar la competitividad por precio, trasnochada, equivocada y de malos resultados, y llevar la competitividad al terreno de la calidad. Ahí sí que tiene algo que ganar nuestra sociedad en el futuro.
Afortunadamente son muchos, lo que significa muchas oportunidades.
En el ámbito de la digitalización y ciberseguridad, es necesario que la información correcta e inalterable de un producto se pueda incorporar desde la fase de proyecto a cualquier obra y que se mantenga activa frente a cualquier reforma. Estamos desarrollando un proyecto en ese sentido con dos ministerios.
En cuanto a Economía Circular, tenemos una responsabilidad muy particular con nuestro entorno con el uso de productos fabricados con menor consumo de energía y menor emisión de gases de efecto invernadero (GEI), con mayor durabilidad, reutilizables o reciclables. Luchamos cada día por el cumplimiento de estos aspectos tanto en la Ley de Contratos del Sector Público como en el CTE.
En lo que se refiere a vigilancia de mercado, impulsamos hace cinco años, desde CEOE, un mejor conocimiento de las Administraciones públicas en cuanto a lo que supone de dañino introducir en el mercado productos que no cumplen con lo que dicen que cumplen. Vamos avanzando en ese sentido y también lo estamos haciendo desde la Asociación Española de Normalización, UNE.
Por último, el reto de Construcción XXI: o es de calidad o no es de este siglo y no se puede permitir seguir engañando al usuario final, público o privado.
En este momento exacto estamos debatiendo un Documento CEPCO de propuestas para revitalizar nuestra economía, con miembros del Gobierno y con representantes de los Grupos Parlamentarios.
La certificación con la Marca N para nuestros productos, como decía antes, es una garantía mundial de nuestra calidad. Lo es en clave de competencia leal entre fabricantes e importadores; lo es en clave de seguridad para países a los que exportamos (8,7 % de las exportaciones de España) y lo es, especialmente, ante nuestras Administraciones para que configuren una construcción de calidad cada vez mayor y con mejor prestación medioambiental y de seguridad.
Azulejos El Mijares decidió a optar por la certificación Marca N para ofrecer a nuestros clientes una garantía al máximo nivel, tanto nacional como internacional, de la calidad de nuestros productos; así como del sistema de gestión de calidad que vela por el cumplimiento de los parámetros de máximas prestaciones que ofrecemos de nuestros productos dentro del sector de baldosas cerámicas.
Gracias a la estrecha colaboración y gran trabajo por parte de todos, y en especial de técnicos de máximo nivel de AENOR, fue posible conseguir que los certificados de producto según las Normas ISO 13006 y UNE-EN 14411 de nuestra empresa cuenten con la acreditación de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Y los productos se encuentran inscritos en el Registro General del Código Técnico de la Edificación (CTE) como distintivos de calidad oficialmente reconocidos por el Ministerio de Fomento. En el ámbito internacional también cuentan con el máximo reconocimiento IAF.
La primera parte del proceso de certificación consistió en el estudio de la base documental que en gran medida está basado en la Norma ISO 9001, pero que va mucho más allá profundizando en el cumplimiento según las Normas ISO 13006 y UNE-EN 14411 que pone el foco en lo que realmente le interesa al cliente final y en la calidad de producto.
Para ello es necesario un cumplimiento estricto en los medios de producción, metrología y controles de calidad tanto internos como los realizados por laboratorios acreditados externos. AENOR mediante auditoría continua y estudio de documentación certifica el cumplimiento por parte de nuestra empresa de todos los requerimientos. Todo ello se lleva de forma muy dinámica y eficiente, nos es de gran utilidad para aplicar mejoras en los distintos procesos y controles.
La certificación de AENOR aporta garantía y confianza al cliente final. Pero a nosotros como fabricantes también nos es útil, ya que marca una guía de cumplimiento ante los cada vez más estrictos requisitos que debemos cumplir con los distintos mercados y sus entidades de control para poder acceder a ellos.
Asimismo, existe un reconocimiento en cuanto a que en España y en la Comunidad Europea el cumplimiento de un producto con los requisitos de la Norma UNE-EN 14411 es en la práctica requerida tanto por técnicos (arquitectos, jefes obra, etc.) como por el cliente final. En el resto del mundo aplica igualmente la ISO 13006. Así, la certificación con AENOR garantiza el cumplimiento de ambas normas y es un aval de aceptación en el mercado internacional que nos ha sido de utilidad en todo el mundo.
Para una empresa como General de Hormigones, que lleva en el sector de la construcción casi 60 años, la apuesta por la calidad de sus productos y la excelencia en el servicio ha sido una máxima desde su fundación.
Nuestra empresa fue pionera en la obtención del extinto sello INCE que expedía el antiguo MOPU, primer intento de sello de calidad para el hormigón que daría luego paso a la Marca N de hormigón preparado y que desembocaría en la actual Marca AENOR N de hormigón preparado, distintivo oficialmente reconocido (D.O.R.) por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
Ha sido sin duda esta última adaptación la que ha supuesto un mayor cambio tanto en la fabricación como en el control de producción, ya que obliga a un control más intensivo con unos requisitos de evaluación más exigentes, lo que ha llevado a inversiones tanto en las instalaciones como en el transporte y en el propio control de producción y calidad del producto.
La Marca N de hormigón establece una verificación continua de las familias de hormigón certificadas, con auditorias semestrales a las plantas y un seguimiento puntual de los datos de producción, los cuales están siempre a disposición del cliente, supervisados a través de la plataforma web CERTHOR y de los seguimientos del Comité de Certificación.
Con la inclusión reciente de los criterios recogidos en el Real decreto 163/2019, para el control de producción, se garantiza al usuario un producto que cumple todos los requisitos reglamentarios establecidos por la administración española.
Todo lo anterior redunda en un aspecto de la certificación de la Marca N que, sin duda, es el más valorado por nuestro sector y nuestros clientes. Se trata de una producción homogénea y controlada, con estrictos análisis estadísticos de la misma y una mayor garantía final para el consumidor, pudiendo eximirle de parte de los controles de recepción históricamente realizados en las obras, minorar los coeficientes de seguridad y, por tanto ,obtener importantes ahorros estructurares con impacto tanto económico como de sostenibilidad en las obras.
El Grupo Plásticos Ferro, Grupo GPF, es un grupo industrial familiar fundado en 1960 y formado por un conjunto de compañías dedicadas a la fabricación y la distribución de tuberías y accesorios plásticos para todo tipo de canalizaciones.
GPF cuenta con ocho plantas de fabricación y una plantilla de alrededor de 600 trabajadores entre España, Francia y Marruecos, siendo líderes en la Península Ibérica y el quinto grupo del sector en Europa.
El prestigio y la aceptación de nuestros productos y servicios es el resultado de considerar la calidad como un valor estratégico. En esta decisión, que nos ha acompañado en toda nuestra trayectoria, ha sido fundamental el mantenimiento de relaciones próximas y estables con clientes y proveedores, contribuyendo así al desarrollo empresarial mutuo.
AENOR ha estado al lado del Grupo GPF desde el principio, desde el año 1989, cuando obtuvimos la primera certificación de producto para el tubo PE-X, hasta las casi 100 certificaciones que mantenemos en la actualidad. Certificaciones de producto y en sistemas de gestión (calidad, medio ambiente), colaboraciones para desarrollar certificaciones en nuevos ámbitos, como fueron la reacción al fuego o el comportamiento frente al ruido de sistemas insonorizados, han sido y seguirán siendo la mejor manera de aportar confianza a nuestros clientes. AENOR y el Grupo GPF mantienen una larga y fructífera relación basada en la transparencia, la rigurosidad y la colaboración entre ambas partes.
Desde el Comité de Certificación de Plásticos, donde estamos presentes, seguimos trabajando para que nuestros certificados merezcan la confianza de los clientes y del mercado, no solo los nacionales, sino, cada vez más, también los internacionales.
El grupo GPF afronta el futuro comprometido plenamente con la sostenibilidad y la economía circular. Nos esperan muchos retos en este terreno como el compromiso OCS, para evitar la llegada de granza y microplásticos al medio ambiente, o la incorporación de reciclados a nuestras tuberías. Retos complicados, como lo es la difícil situación en estos días, en los que esperamos que AENOR nos ayude a aportar confianza en este nuevo camino.