Para el Consejero Delegado de AENOR, la composición del Consejo de Administración aúna una combinación de capacidades que son clave para el ambicioso desarrollo que está experimentando la Entidad. Un avance que tiene en el compromiso con la ética y el Buen Gobierno un pilar esencial de su futuro.
El compromiso. Cada uno de los miembros del Consejo cree firmemente en el servicio único que AENOR presta a la sociedad y a los sectores de actividad, y eso se refleja en su compromiso con el impulso de la acción de la Entidad. El trabajo tanto en el Consejo como en sus Comisiones -De Nombramientos y Retribuciones y de Auditoría- se desarrolla buscando la aportación de valor a través de un diálogo vivo y enriquecedor. Predomina la búsqueda de un positivo consenso y aquí quisiera destacar el importante papel que desempeña el Presidente, Carlos Esteban. Sabe propiciar el debate constructivo y aporta una visión muy clara sobre los ejes importantes para el futuro de AENOR.
En la consecución del propósito de AENOR “Contribuimos a transformar la sociedad creando confianza entre organizaciones y personas” el Consejo tiene un papel motor y su composición lo propicia, gracias al trabajo en equipo. Cuenta con profundos conocedores de sectores clave de la economía, sus necesidades y perspectivas; que se complementan perfectamente con la visión de unos consejeros independientes ampliamente reconocidos y respetados por su trayectoria. Esencial en la aportación de valor es el Vicepresidente, Antonio Garamendi, con una profunda comprensión de las claves y vías de proyección de la empresa española.
Para que todo este trabajo discurra por los caminos idóneos para el resultado que se persigue, es primordial la labor del Secretario del Consejo, Luis María Cazorla Prieto. Es un privilegio contar con el asesoramiento tanto del Secretario, como del Vicesecretario, Luis Cazorla González-Serrano.
En 2020 finalizó el primer Plan Estratégico trienal y, efectivamente, el salto que ha dado AENOR ha sido muy notable. De hecho, la forma en que AENOR ha enfrentado la crisis provocada por el COVID-19 ha sido posible principalmente gracias a la evolución experimentada en campos como el trabajo interdepartamental, la digitalización o la orientación al cliente.
Este desarrollo es imposible de entender sin el Consejo de Administración, porque es guía, motor y control del proceso de transformación. Además, desde su creación en 2017, se han venido sucediendo hitos en la adopción y despliegue de las mejores prácticas de gobierno corporativo y hoy podemos decir que tenemos estándares propios de organizaciones de gran tamaño e incluso cotizadas. El compromiso ético del Consejo es firme y un pilar del desarrollo futuro de AENOR.
En 2017 acepté la propuesta de AENOR para incorporarme como Director General y en calidad de tal he venido participando en las reuniones del Consejo de Administración; hasta diciembre del 2020 cuando, a propuesta de UNE, fui nombrado Consejero. A continuación, el Consejo me designó Consejero Delegado; un honor por el que estoy muy agradecido a todos sus miembros y que supone un respaldo a la gestión que viene desarrollando el equipo directivo de la Entidad.
La diferencia entre la posición de Director General y la de Consejero Delegado no reside tanto en las tareas que desarrollo en el día a día como en el estatus jurídico y la capacidad de representación. En el caso del Consejero Delegado, el Consejo atribuye y delega en uno de sus miembros facultades de gestión y representación. En ambos casos, lo importante es la capacidad de ejercer liderazgo en la gestión interna y de proponer estrategias acertadas al Consejo de Administración.