José Magro
Gerente de Sostenibilidad y RSC
Ricardo Pascual
Director de Desarrollo de Negocio
AENOR
Desde su comienzo hace ya más de 30 años en el seno de AENOR, las actividades de certificación de producto siempre han tenido como objetivo ofrecer a la sociedad productos confiables que proporcionaran al usuario la certeza de su óptima capacidad de cumplir con el propósito para el que habían sido creados, asegurando una durabilidad acorde a sus condiciones de diseño.
En el mundo de los plásticos, la elección de las materias primas era posiblemente el condicionante fundamental del resultado final, sin olvidar las diferentes tecnologías de producción utilizadas en la transformación de esas materias primas. La sola mención de utilizar plástico reciclado, o la sospecha de que hubiera sido utilizado, ya ponía en entredicho las prestaciones del producto. En contraposición con esta visión, hoy en día se discute en los órganos del Comité Europeo de Normalización (CEN) relacionados con productos plásticos los porcentajes de este material reciclado que, no voluntariamente sino de manera obligatoria, tendrán que contener algunos productos normalizados, y consecuentemente en una etapa posterior, los productos que deseen exhibir una certificación de calidad.
La publicación por parte de la Comisión Europea de la Estrategia Europea para el plástico en una economía circular o la directiva para la reducción del impacto de ciertos plásticos en el medio ambiente – Single Use Plastics – (SUP), en la que se incluye la obligatoriedad de usar un 25 % de material reciclado en las botellas de bebida de PET a partir de 2025 y un 30 % en botellas de bebida de todos los materiales a partir de 2030, son ejemplos de reglamentaciones en Europa. En el ámbito nacional, una buena muestra es el Real Decreto 293/2018 aprobado el 18 de mayo sobre reducción del consumo de bolsas de plástico, que incluye las bolsas reutilizables de 50 micras de espesor que deberán contener como mínimo un 50 % de material reciclado. En este último caso, disponer de la certificación de AENOR de conformidad con la norma de referencia, la UNE 53930, da respuesta a un tema regulatorio.
Garantías para el producto final
Como combinación de la conciencia social en el reciclaje y la realidad reglamentaria, se produce un incremento de la disponibilidad de plásticos reciclados en el mercado que ha motivado un desarrollo importante de la industria del reciclaje, habiendo realizado esta última importantes esfuerzos para ofrecer al mercado de forma permanente unos productos lo más homogéneos posibles. La continuidad en el suministro de plásticos reciclados, tanto en tiempo como en prestaciones, es un aspecto clave para facilitar la reintroducción en la cadena productiva de los materiales reciclados.
Es evidente que el giro en el enfoque es de 180 grados y ha sido consecuencia de muchos factores que no son objeto de este artículo, pero que resultan decisivos para que en la actualidad se haya desarrollado en AENOR, en colaboración con la Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP), un esquema de certificación que aporte confianza a una declaración realizada por el fabricante del contenido de material reciclado de posconsumo que se ha utilizado en la fabricación de un producto. El compromiso de AENOR con los modelos establecidos en la política de economía circular de los plásticos resulta en herramientas eficaces con el foco en la sostenibilidad de su actividad. Es el caso del recientemente desarrollado esquema certificación conforme al modelo Operation Clean Sweep OCS, lanzado también en colaboración con ANAIP. En este caso se busca evitar la llegada de granza y micro plásticos al medio ambiente. Hoy en día son ya cinco las empresas certificadas y otras 30 que se encuentran en distintas fases de certificación.
La conciencia social con los aspectos relacionados con la conservación del medio ambiente y la sostenibilidad, la interiorización por parte de los ciudadanos de la necesidad de reducir el consumo, reutilizar los productos, reparar en la medida de lo posible y fundamentalmente la acción de reciclar al final de su vida, facilita la disponibilidad de plásticos reciclados en el mercado para los que hay que buscar aplicaciones adecuadas. Este hecho viene acompañado por un proceso paralelo de producción legislativa en el ámbito nacional y europeo en relación con los plásticos que, sin duda, ha dinamizado la evolución del sector hacia modelos más sostenibles.
El resumen de lo anterior es que nos encontramos avanzando firmemente en el paso de una economía lineal basada en la producción, comercialización uso y eliminación del producto final; a una economía circular donde se comienza el proceso realizando un ecodiseño del producto, se produce, se comercializa, se consume y se pone todo el esfuerzo posible para que la mayor parte de ese material ya usado sea devuelto al inicio de la cadena de producción en forma de material reciclado en las mejores condiciones posibles.
Ecodiseño y DAP
AENOR, en su apuesta por la sostenibilidad y el desarrollo de esquemas de certificación que aporten valor en esta dirección, ha elaborado un marco de certificación relacionado con la economía circular de los plásticos que participa en las distintas etapas de la economía circular.
El ecodiseño de acuerdo con la Norma UNE-EN ISO 14006, que evalúa el criterio con que los productos son diseñados para minimizar el impacto ambiental de los mismos a lo largo de su vida útil y pone el foco en las posibilidades de reciclabilidad futura de los productos, es una certificación implantada desde hace tiempo y extendida en el mercado.
Además de esta referencia de certificación existen distintas etiquetas ambientales que informan a los consumidores sobre los impactos ambientales de determinados productos en todo su ciclo de vida. Su objetivo es estimular el consumo de productos con menor impacto ambiental. En este contexto se enmarcan las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP), un campo en el que AENOR cuenta con el programa Global EPD en donde se verifica, con reconocimiento internacional, que las DAP proporcionan información ambiental fiable, relevante, transparente y comparable.
En relación con los materiales reciclados, la oferta de AENOR comienza con la certificación de la trazabilidad en el proceso de reciclado de plástico, de conformidad con la Norma UNE-EN 15343 Plásticos. Plásticos reciclados. Trazabilidad y evaluación de conformidad del reciclado de plásticos y contenido en reciclado. Los recicladores de plásticos recogen y clasifican residuos plásticos de diferentes orígenes (residuos domésticos, del contenedor amarillo, residuos industriales, etc.) y finalmente producen nuevos compuestos de material plástico reciclado que comercializan para ser utilizados, una vez transformados, en distintas aplicaciones, plásticos para la construcción, agricultura, automóvil, etc.
Con esta certificación, dirigida al reciclador de plástico, se pone el foco en tres aspectos relevantes:
- La trazabilidad del origen de ese residuo plástico que se está utilizado como materia prima, asegurando que en su proceso no entra material no deseado o contaminado que puede comprometer las prestaciones del material reciclado final para su aplicación prevista
- El control de producción del material reciclado, proceso que tiene lugar en las instalaciones del reciclador.
- Caracterización del producto final. En función del material del que se trate se han elaborado normas europeas que definen los parámetros que hay que proporcionar con cada lote de material entregado. Esta información facilita al comprador la decisión para aceptar el material en función de sus requisitos para la transformación.
Marcado según contenido plástico en bolsas
Prestación de los productos finales
Uno de los problemas que afronta el material reciclado a la hora de su comercialización es la determinación de la idoneidad del uso al que puede estar dirigido. Las prestaciones que han de cumplir los productos finales determinarán en numerosas ocasiones el tipo y porcentaje de material reciclado a utilizar.
Por ese motivo, la certificación de producto de un compuesto plástico reciclado que indique y asegure las características del material que se comercializa, es la mejor herramienta para transmitir confianza al mercado en las propiedades de ese material y permitir su utilización en determinadas aplicaciones. No se refiere esta certificación a la caracterización del producto final que el reciclador ha de realizar por cada lote de producción en el despacho de sus producciones según las normas de referencia para cada material que se citan en la Norma UNE-EN 15353. Esa caracterización entra dentro del campo de aplicación de la certificación de la trazabilidad en el proceso de reciclado plástico.
AENOR ha establecido un esquema de certificación para el polietileno reciclado de conformidad con la UNE 53978 Plásticos. Materiales de polietileno (PE) reciclado. Características y tipología. Este esquema se ha realizado siguiendo el mismo modelo existente para la certificación de compuestos de polietileno de material virgen para la fabricación de tuberías y accesorios plásticos de polietileno (PE) para conducciones de agua y gas. Tiene como objetivo identificar unos grados de PE con una hoja de características técnicas definidas, homogéneas y disponibles en el tiempo, a disposición del mercado para que puedan formar parte de la relación de materiales aceptados en los procesos de transformación de la misma manera que puedan estar materiales sin origen reciclado. No se trata de certificar un lote, sino de avalar el cumplimento con las especificaciones a lo largo del tiempo de ese grado, basando esa confianza tanto en los ensayos que el fabricante estará obligado a realizar como parte de su control de producción como mediante la realización por parte de AENOR de las inspecciones y ensayos periódicos en laboratorios acreditados.
El primer compuesto reciclado que se puede certificar es de polietileno según la recientemente aprobada Norma UNE 53972 que se refiere al polipropileno. Conforme vayan publicándose las normas para el resto de los materiales se dispondrá de los esquemas para poder certificarlos.
Material reciclado de posconsumo
Siguiendo con el esquema definido de economía circular, la siguiente solución que aporta AENOR es la reciente certificación de un porcentaje de uso de material reciclado de posconsumo, mencionada al inicio de este artículo. Al igual que el caso anterior, esta certificación se realiza basándose en las indicaciones de la UNE-EN 15343. Hasta ahora, se ha venido hablando de manera genérica de plástico reciclado. En este momento se hace necesario particularizar algo más, porque en el título del esquema de certificación aparece el apellido de “posconsumo”.
El material plástico de posconsumo se define como aquel material generado por los hogares o por instalaciones comerciales, industriales e institucionales en su rol de usuarios finales del producto, y que ya no se puede utilizar para el fin previsto. Esto incluye devoluciones de material desde la cadena de distribución. AENOR apuesta inicialmente por el reto de fijar el objetivo de su certificación en destacar la utilización de este material de posconsumo. Solo reforzando la vía de la utilización del este material el sector estará en disposición de acercarse al objetivo fijado por la Comisión Europea en la estrategia de los plásticos para garantizar que, a más tardar en 2025, 10 millones de toneladas de plástico reciclado sean utilizadas en nuevos productos en el mercado de la UE.
En esa línea se ha definido el esquema de certificación y así se ha comenzado a trabajar con los primeros expedientes en curso. Es importante destacar que la certificación se refiere a productos o familias de producto concretas y bien definidas. No se trata de certificar el compromiso genérico de una empresa con la utilización de material reciclado de posconsumo, sino de evaluar la aplicación a productos concretos puestos en el mercado.
La diversidad de procesos productivos y las aplicaciones de los productos conteniendo ese material reciclado limita el porcentaje de uso admisible en su producción, por lo que también se deja abierta la declaración del porcentaje utilizado de posconsumo sin establecer unos rangos cerrados. Habrá aplicaciones en las que se pueda llegar a utilizar un 100 % de material reciclado de posconsumo y otras en las que el uso de un 10 % ya será igualmente destacable teniendo en cuenta las prestaciones que el producto final tenga que ofrecer.
Proceso de certificación
Consecuentemente, el inicio del esquema de certificación exige la particularización al producto, es decir, la verificación se tendrá que realizar a cada uno de ellos o las familias en las que se pueda agrupar. El proceso de certificación comienza con un análisis documental del proceso productivo propuesto por la empresa que desea solicitar la certificación.
AENOR recibe la descripción del proceso, junto con los materiales que utiliza, su proporción y origen, material virgen, reciclado de posconsumo, recortes de producción, rechazos propios, etc. Junto con esta información, es necesario disponer de la definición de procedimiento de cálculo mediante balance de masas que la empresa ha establecido durante su producción que le permite declarar el nivel de porcentaje de uso de material reciclado de posconsumo.
Tras el análisis de esa documentación, AENOR plantea las dudas o comentarios que pudieran surgir y con toda la información evalúa la sistemática presentada, y acuerda con la empresa la realización de una visita de auditoria a cada centro objeto de la certificación.
No existe en la actualidad una tecnología fiable para una determinación analítica, mediante la realización de ensayos, del contenido en material reciclado. Consecuentemente la verificación en fábrica se realiza siguiendo el procedimiento definido por la empresa y previamente evaluado por AENOR.
La verificación se acota por lote de producción o unidad medible de producto final donde sea posible determinar el mix de materias primas que van a intervenir y las existencias de material reciclado de posconsumo. El porcentaje utilizado de posconsumo será la relación entre el peso total del lote de producto final y el material de posconsumo utilizado, considerando las particularidades que puedan producirse durante el proceso, que serán diferentes para cada caso. Para ello, se comprobarán los canales de entrada de materia prima al proceso, mediante la auditoría de los sistemas de alimentación de las líneas que suministran el reciclado al proceso, controlando los registros de los dosificadores gravimétricos. Para asegurar que la dosificación es coherente con los valores de consigna, estos dosificadores han de estar debidamente calibrados, permitiendo al controlador dosificar la proporción exacta de masa de la receta requerida.
Con el análisis final de los resultados obtenidos durante la auditoria se comprueba la consistencia de la declaración de uso de material reciclado de posconsumo y, una vez solventadas las cuestiones que pudieran ser objeto de estudio posterior como consecuencia de la auditoría, se emitiría el certificado correspondiente.
A partir de ese momento, la empresa está autorizada a utilizar junto a los productos incluidos en el alcance del certificado la referencia a la certificación de AENOR del porcentaje de material reciclado de posconsumo utilizado.
Bolsas de plástico
Por otra parte, es interesante describir un ejemplo de certificación de producto que incluye la utilización de material reciclado, también de posconsumo, y en consecuencia la importancia de la trazabilidad de ese material y la combinación con el cumplimento de unas prestaciones requeridas para su propósito final. Se trata de la certificación de bolsas de plástico con alto contenido en reciclado para el transporte de productos; esto es, bolsas de polietileno de conformidad con la recientemente aprobada Norma UNE 53930.
Se trata de las bolsas que habitualmente se estregan a un determinado precio en los supermercados y centros comerciales, donde es muy frecuente encontrar al desplegarlas el logotipo de la Marca AENOR. La Norma UNE 53930 se ha desarrollado como consecuencia de la publicación del RD 293/2018 sobre reducción del consumo de bolsas de plástico y regulación de su cobro al usuario final. La fijación de la regulación de cobro al usuario final establece distintos precios de referencia en función del contenido en reciclado que porte la bolsa, exigiendo que, en cualquier caso, incluya un contenido mínimo en reciclado del 50 % y un espesor mínimo de 50 micras que le aporte consistencia y facilite su reutilización.
La Norma UNE 53930 contiene tres tipos de bolsas y establece una sistemática de marcado donde se diferencie si tiene un contenido en reciclado mayor del 50 %, mayor del 70 % o mayor del 70 % pero con material reciclado de posconsumo. En el último caso, la entrega al cliente final de la bolsa se podrá realizar sin efectuar el cobro de esta.
Durante las inspecciones de AENOR se verifican los contenidos en material reciclado y su origen. Además, las bolsas deben tener el espesor definido y cumplir con una serie de requisitos mecánicos que las hagan funcionales, aspectos que se comprueban mediante la realización de ensayos en el laboratorio acreditado.
El sector está vivo, en continua evolución y atendiendo a continuas demandas de la sociedad; y AENOR le acompañará aportando confianza a los nuevos retos. Es por ello que nos encontramos en una fase de prueba piloto para lanzar un nuevo esquema de certificación confiable de la reciclabilidad de productos plásticos donde se cuantifique el porcentaje de reciclabilidad de un producto de conformidad con la UNE-EN 13430.
Opinión
Impulso al uso de material reciclado en la transformación de plásticos
Mª Carmen del Amo
Directora División Industria/GS Plásticos Reciclados
Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP)
Los plásticos son materiales muy valiosos que ofrecen soluciones en sus múltiples aplicaciones y sectores: construcción, automoción y transporte, aeroespacial, envases y embalajes, sector médico-hospitalario, equipos eléctricos-electrónicos, etc. La larga vida útil, su capacidad de reciclaje, su bajo peso y consumo energético, entre otras propiedades, los convierten en actores principales que contribuyen a la sostenibilidad y a reducir el impacto ambiental y el cambio climático.
Esta versatilidad de los plásticos también es clave a la hora de gestionar correctamente el fin de vida de los productos, impulsando que se aproveche todo su valor y evitando que acaben en vertedero o en el medio ambiente produciendo el llamado littering, el abandono en lugares inapropiados.
Reforzando los compromisos voluntarios de la industria, ANAIP creó hace tres años el Grupo Plásticos Reciclados compuesto por toda la cadena de valor cuyo objetivo es impulsar el uso de material reciclado en el sector de transformación en línea con los objetivos establecidos en la Estrategia Europea de Plásticos publicado por la Comisión Europea; entre ellos el llegar a consumir 10 millones de toneladas de material reciclado en la fabricación de nuevos productos.
Para dar este impulso es fundamental la calidad y la confianza, aspectos en los que ANAIP ya está trabajando junto con AENOR, siendo una prueba de ello el primer certificado entregado a la empresa asociada Plásticos Vanguardia. Esta certificación se enmarca en los nuevos esquemas elaborados por AENOR con la colaboración de ANAIP, que ayudan a las empresas del sector a superar muchos de los retos a que se enfrentan para conseguir la transición hacia una economía circular.
Experiencia
Compromiso medioambiental corporativo
Fernando Benito
Responsable de I+D, Calidad y Medioambiente
Plásticos Vanguardia
Grupo Armando Álvarez
En los últimos años en Plásticos Vanguardia hemos trabajado en la economía circular, intentando que nuestros productos incorporen en mayor medida materiales recuperados de posconsumo (PCr). Muchos han sido los retos a los que nos hemos debido enfrentar. Algunos internos, como la resistencia de las estructuras fabriles a los cambios, resistencias de la fuerza comercial a poner en el mercado productos en los que desconfían, nuestros trabajadores y la posible influencia en la salud. Y otros extremos, como clientes que no ven la necesidad de incorporar este tipo de materiales, o las fuentes de suministro estaban cómodas enviando materiales a otros mercados o instituciones que no veían adecuada la incorporación de PCr en determinadas aplicaciones de seguridad.
Gracias a la presión social hemos desarrollado una serie de trabajos, motivando a nuestros trabajadores, entes públicos y proveedores. También hemos desarrollado técnicas de transformación y medios de control, que nos permiten incorporar PCr de forma sistemática. En otros casos ha sido labor de marketing en nuestros clientes, que ha dado sus frutos en productos terminados más amigables.
Durante este proceso hemos visto como compañías realizan autodeclaraciones basadas en el suministro que no pueden ser contrastadas fehacientemente. Con todo decidimos dar el paso y certificarnos por una tercera parte, contando con AENOR, que habiendo sido asesorada por ANAIP en el desarrollo del esquema de certificación ha fructificado en una certificación solvente. Las empresas del Grupo Armando Álvarez están inmersas en este proceso de cambio del modelo económico y Plásticos Vanguardia ha conseguido con su acreditación romper la tendencia de la economía lineal a la circular.
No nos queda duda, el camino no será sencillo; pero con el mismo entusiasmo que hemos desarrollado hasta el momento perseguiremos nuestro plan estratégico que consolidará estos logros y nos acercará a las metas intermedias: 50 % en 2022 y 80 % en 2024 de PCr. Esto nos dejará por delante de los compromisos y retos legislativos.