José Ignacio Cortés es vocal de AENOR y Presidente de la Comisión de Certificación. Valora como un importante hecho diferencial la representación de los sectores y considera que la estrategia que se está siguiendo es la idónea para llevar la posición de la Entidad en España a otros mercados. Cortés es Director General de Calidad Siderúrgica (CALSIDER).
¿Qué destacaría del proceso de evolución que está viviendo AENOR y el papel que está desempeñando el Consejo?
El Consejo de Administración, por su naturaleza y por su actitud, es uno de los hitos para convertir a AENOR en una organización que funcione como una empresa puntera en todos sus estamentos; hacia sus clientes y el público en general y con toda la plantilla alineada con esa visión.
Esta evolución se está abordando sobre la base de la sólida herencia de AENOR, por eso entiendo que para el Consejo es importante preservar el prestigio de la Marca N; un reconocimiento de mercado que buscamos se extienda a la totalidad de los sellos de AENOR. Se trata de ir más allá en la creación de confianza en los productos de los sectores para reforzar su acogida en el mercado; sobre la base de la confianza que despierta AENOR.
Desde su origen hace más de 30 años, AENOR tiene un valor añadido diferencial que deviene del hecho de que los sectores de actividad están representados y son parte de su día a día. Eso nos ha llevado a la posición actual y se trata de un elemento que hay que conservar.
¿Cómo evalúa los trabajos que se han abordado desde el Consejo en materia de buen gobierno, específicamente a través de las distintas comisiones?
Hablaba de confianza y para que esta tenga una base sólida debe estar apoyada en un Código de Buen Gobierno, que involucre tanto a la plantilla como a los Órganos de Gobierno.
Por tanto, las directrices en materia de Buen Gobierno aplican plenamente a las comisiones ya que están promovidas por el Consejo para asesorar en materias concretas. Su función es un trabajo más en detalle sobre esas áreas que permite un mejor control de la actividad de la compañía. Por ejemplo, yo presido la Comisión de Certificación y el trabajo que hacemos allí consiste principalmente en entrar en particularidades de esa materia específica.
¿Cuál es su visión de AENOR dentro de 10 años?
En primer lugar, tengo plena confianza en que seguirá prestando un servicio distintivo a los sectores. Además, la veo como la primera entidad de certificación en España y puntera en otras regiones como Latinoamérica. La estrategia empresarial que se está siguiendo y marcando desde el Consejo es la más adecuada para conseguir ambas posiciones.
Para prestar ese servicio un hecho diferencial está en su papel para la creación de confianza, que es visto así por la Administración española. Se trata de un modelo que creo sería exportable a otros países, en el que se desarrolla legislación que ya contempla la verificación del cumplimiento en base a la certificación por un tercero independiente.