"Implantar sistemas de gestión sólo tiene beneficios, porque aporta eficiencia"

Nuestra empresa es una de las cuatro divisiones de negocio del Grupo Saica; empresa familiar aragonesa constituida en 1943 y dedicada en sus orígenes a la producción de papel. Saica Natur hoy cuenta con 40 centros de trabajo distribuidos en cinco países europeos, una plantilla de 1.400 trabajadores y una facturación de 500 millones de euros.

Las divisiones de negocio del Grupo Saica se dedican al desarrollo de soluciones de embalaje -Saica Pack-; fabricación de embalaje flexible de calidad -Saica Flex-; fabricación de papel ondulado -Saica Paper- y en Saica Natur ofrecemos los servicios medioambientales necesarios para favorecer la gestión integral de los residuos, contribuyendo a la Economía Circular. Saica Natur se fundó en 1975 y entonces nuestra misión era suministrar a las fábricas del grupo papel reciclado, para así evitar que dicho residuo fuera a vertedero. Sin olvidar este objetivo, fuimos desarrollando servicios medioambientales adicionales, hasta que en 2017 decidimos apostar fuerte por la Economía Circular y rediseñamos nuestra estructura y oferta comercial para ayudar a nuestros clientes a conseguir el residuo cero.

Como empresa medioambiental, tener un sistema de gestión ambiental implantado y certificado es fundamental. En el sistema recogemos todas nuestras especificaciones, criterios y protocolos de actuación para conseguir un desempeño ambiental sostenible, de tal manera que podamos ser referente en el ámbito europeo en lo que a gestión de residuos se refiere. Primero hemos tenido que ser eficientes internamente para poder posteriormente trasladar esa eficiencia, que nos aporta el sistema de gestión ambiental, a nuestros clientes.

Y la certificación es lo más relevante. Tener un sistema de gestión certificado por AENOR es una garantía de que una entidad externa ha puesto sus ojos y ha validado que las prácticas de trabajo que tenemos implementadas son las adecuadas. Y eso es lo que nos permite llamar a la puerta de un cliente con todas las garantías y ofrecerle nuestros servicios.

La estrategia del grupo es que los tres sistemas están liderados por una única persona, que forma parte del comité de dirección, lo que da una idea de la relevancia que le damos a los sistemas de gestión. A partir de aquí, y hablando en concreto de Saica Natur, cada sistema tiene definido un máster plan específico que da respuesta a dicha estrategia e incluye los principales problemas y proyectos que vamos a desarrollar. En cada país, tenemos una dirección de calidad, y otra de seguridad y salud y medio ambiente, que es la que yo dirijo, y trabajamos de forma coordinada para dar soporte a la organización en estos sistemas. Además, en cada planta, los sistemas vuelven a estar integrados a través de nuestros responsables de QSE (Quality, Safety and Environment) que asesoran en las plantas a sus equipos de trabajo.

Asimismo, en cada planta, tenemos unos Comités de Gestión de Seguridad y Medio Ambiente (CGSM) que se reúnen mensualmente y donde se hace seguimiento del desempeño de los tres sistemas.

La certificación que tenemos es corporativa, para todo Saica Natur, tanto de calidad como de medio ambiente. De hecho, las auditorías las hacemos conjuntas, así que, aunque los sistemas no están integrados sí trabajamos de forma muy coordinada.

En aquellos años, el sistema de gestión de la calidad estaba relativamente consolidado por la historia que hay detrás de la sistemática de calidad, pero la preocupación por los aspectos ambientales no estaba tan generalizada. Por lo tanto, los sistemas de medio ambiente se basaban prácticamente en dar respuesta a los requisitos legales.

En los últimos años el interés por el medio ambiente ha cambiado completamente, sobre todo dada la creciente preocupación por la sostenibilidad y la necesidad de trabajar en procesos de Economía Circular. Sin duda, eso ha impactado en la relevancia que tienen los sistemas de gestión ambiental en nuestra sociedad actualmente.

Nuestros sistemas hoy son maduros y la gran diferencia respecto a los inicios es que cada propietario del proceso lidera las iniciativas que están bajo su responsabilidad. En 2006, las personas que lideraban los procesos eran los responsables de los sistemas, el QSE o la Dirección. Ahora cada responsable de área o proceso conoce las responsabilidades que tiene y son ellos quienes lideran la implantación de los sistemas, por supuesto apoyados por la dirección de país.

Nos supuso un gran reto optar a la certificación de una norma que entonces estaba “casi recién salida del horno”. Contábamos con un sistema de gestión que, aunque no seguía ningún referencial, ya incluía muchos procesos implantados. Además, nos formamos con AENOR para familiarizarnos con la ISO 45001 antes de dar el paso. Al conocer los requisitos de la norma vimos que estábamos muy alineados con lo que exigía y decidimos embarcarnos en el proceso de certificación. Nos convertimos en la primera empresa del sector en obtenerla.

Lo más relevante del proceso fue la participación de todos los trabajadores de Natur Zaragoza. Fue un reto de equipo. La ISO 45001 promueve mucho la participación y consulta de todos trabajadores, y eso fue lo que más nos hizo avanzar. La participación de todos los empleados, de los comités de seguridad y salud, de dirección fue muy positiva, aceptaron el reto y para nosotros fue un éxito y un acierto. Ahora el reto está en mantenerlo y mejorarlo.

Para mí las claves son, por un lado, el compromiso de la dirección. El empuje de las personas que lo compone es esencial para dar credibilidad al sistema e impulsarlo en la organización. Ellos marcan las prioridades, a qué hay que dar valor, y el resto de la organización les sigue. Que la dirección adquiera un compromiso visible y de relevancia a los sistemas es fundamental.

Por otro lado, también considero importante la integración. Los sistemas no pueden ser mantenidos por una o dos personas, un sistema tiene que implantarse con capilaridad en toda la organización. Es la única manera de que sea sostenible en el tiempo.

En mi experiencia, aquellos proyectos o iniciativas donde no hemos sido capaces de llegar a toda la organización, o a gran parte de ella, a medio plazo no han llegado a alcanzar los objetivos esperados.

Bajo mi punto de vista, solo tiene beneficios. Cualquier negocio necesita información y pautas de trabajo que de forma ordenada ayuden a cumplir los objetivos de la empresa y, por supuesto, a obtener beneficios. Los sistemas de gestión aportan el esqueleto necesario para sustentar esas pautas de trabajo. Por ello, cualquier empresa, pyme o grande, puede optimizar sus procesos y ser más rentable.

Implantar un sistema de gestión, de cualquier especialidad -calidad, medio ambiente o seguridad- aportará eficiencia interna y, por supuesto, reputación ante sus clientes, y eso sin duda impactará en ahorro de costes e incremento de oportunidades de negocio.

Digamos que ha evolucionado desde una etapa inicial en la que tenía un rol de vigilante y propietario único del sistema de gestión, a la posición actual más estratégica como asesor que ayuda a la dirección a la toma de decisiones.

Desde mi punto de vista, se trata de un partido de equipo donde cada jugador tiene un papel fundamental. Por un lado, tenemos a los gobiernos, que deben desarrollar políticas activas que incentiven a la sociedad a que apueste por la Economía Circular a todos los niveles. Por otra parte, tenemos a las empresas que es cierto que cada vez realizan mayores inversiones en I+D+i, pero esa inversión debe ser constante y, lo que es más importante, debe ir enfocada a la búsqueda de soluciones sostenibles. Por ejemplo, utilizando materiales más reciclables en sus procesos y en sus productos finales.

Por último, el consumidor que, aunque le menciono el último, quizás es el que tiene la primera palabra. Él tiene la sartén por el mango porque tiene que tomar una serie de decisiones sobre cuál es su estilo de consumo y esas decisiones impactan en la estrategia de las compañías.

Es decir, para mí la clave está en la toma de conciencia de que todos podemos poner nuestro granito de arena en la circularidad y que de ello dependerá el futuro de nuestro planeta. Las palabras “reduce”, “recupera” y “recicla” nos afectan a todos. Cuanto más las integremos y las apliquemos más éxito tendremos en conseguir esta economía circular.

El rol que tiene una entidad de certificación es muy importante, porque va más allá de la mera auditoría. Es un actor clave en la identificación de oportunidades de mejora del propio sistema que está evaluando. Por lo tanto, nos puede ayudar, juega un papel dinamizador de los procesos y, por supuesto, siempre desde la posición de imparcialidad y objetividad que tiene que tener. Es un aliado a la hora de identificar oportunidades de mejora, que nos ayuda a marcar el camino.