Huella de Carbono en pymes y micropymes: ¿cómo reducirla?

Las organizaciones, dentro de su estrategia de sostenibilidad, y en particular en el camino de la descarbonización, buscan reducir su huella de carbono a corto y medio plazo. El objetivo no es otro que llegar a la deseada neutralidad climática cero neto (Net Zero) en carbono.

Este objetivo, además de ser ineludible para las organizaciones que más emiten, como grandes empresas tanto en área industrial, transporte, servicios, etc., abarca necesariamente a toda la cadena de valor. Y esto incluye tanto a pymes como a micropymes, por lo que es fundamental que establezcan e implanten un plan de gestión del carbono.

Además, medir la huella de carbono es un requisito de muchas licitaciones y contratos. En esta línea, el proyecto de modificación del RD 163/2014, que regula el registro nacional de Huella de Carbono, recoge que las grandes empresas han de ir incorporando progresivamente las emisiones de “alcance 3”, que son las que provienen de la cadena de valor de una organización y no están bajo el control operacional de esta. Es decir, afecta a todos los proveedores -incluyendo pymes y micropymes- de las grandes empresas que deberán reducir su huella de carbono en 2024.

Las emisiones directas de GEI de las micropymes se corresponden con las emisiones indirectas del siguiente eslabón en la cadena de valor. De este modo, todos están implicados; si unos reducen su huella de carbono aguas arriba como proveedores, repercute en beneficio que todos reduzcan aguas abajo, y viceversa.

Hay que indicar que, en muchas ocasiones, son las emisiones indirectas de alcance 3 las que representan un porcentaje más relevante en el total de la Huella de Carbono (según algunas fuentes representan entre el 65 % y 95 % del total). De esto se deriva el avance hacia su inclusión, como no puede ser de otra manera.

Lo primero que necesitan las pymes y micropymes es calcular y medir su Huella de Carbono, diferenciando las emisiones directas e indirectas en sus tres alcances. Lo mínimo es abordar las emisiones directas de GEI de alcance 1 que se producen por fuentes que son propiedad o están controladas por la empresa.

Así, hay que identificar sus fuentes de emisión, combustibles utilizados, fugas de gases refrigerantes y las emisiones indirectas de alcance 2 por la compra y consumo de energía (eléctrica u otra forma de energía). Para ello, pueden aplicar metodologías ampliamente reconocidas de cálculo que se apoyan en estándares internacionales como Normas ISO o el propio GHG Protocol.

Existen diversas herramientas de cálculo disponibles en fuentes oficiales tanto nacionales como autonómicas que cada año se actualizan cuando se publican nuevos Factores de Emisión, Potenciales de Calentamiento Global de los diferentes GEI, etc. y que facilitan el cálculo anual de la Huella de Carbono.

Algunas de estas herramientas son más básicas e incluyen las emisiones directas (alcance 1) y las emisiones indirectas por compra de energía (alcance 2). Pero también hay herramientas que abordan algunas categorías de otras emisiones indirectas de alcance 3 para su cálculo, como compra de materias primas, viajes de negocio, desplazamientos in itinere o la gestión de residuos.

Tras el cálculo, se identifican cuáles son las fuentes y actividades que contribuyen en mayor medida a las emisiones de GEI. Por tanto, se conoce dónde hay que poner el foco para lograr las reducciones, con medidas de eficiencia energética, sustitución o modificaciones sobre equipos e instalaciones, uso de fuentes de energía renovable, etc.

Como todo plan de acción, para cada medida hay que establecer las acciones concretas que van a ayudar a conseguir el objetivo, su planificación en el tiempo, los responsables de llevarlas a cabo, los recursos necesarios, etc. De este modo se asegura tanto su implantación y la inversión necesaria, como su seguimiento para verificar su logro y resultados obtenidos.

Las mismas herramientas antes indicadas, también incluyen hojas de cálculo para hacer ese seguimiento de las reducciones obtenidas, tanto en términos absolutos como relativos con el uso de ratios e indicadores adecuados.

Los beneficios son claros. Si se logra reducir las emisiones de GEI, no solo se contribuye a la sostenibilidad y mitigación del cambio climático; también se reducen costes asociados al consumo de la energía, algo que en estos momentos es de vital importancia para la subsistencia de las empresas por su elevado coste.

AENOR ofrece a cualquier tipo de organización soluciones de evaluación de la conformidad de para la gestión del carbono. Algunas de estas soluciones se focalizan en la verificación de cada una de las etapas de la gestión del carbono. Esto es:

CO2 Calculado. Se calcula la huella de carbono con los referenciales reconocidos internacionalmente y se concede su derecho de uso anualmente.

CO2 Reducido. Se calcula la huella de carbono con los referenciales reconocidos internacionalmente y la organización tiene que demostrar que ha reducido sus emisiones.

CO2 Compensado. Se calcula la huella de carbono con los referenciales reconocidos internacionalmente y las toneladas de CO2 resultantes se compensan con créditos de carbono como VER o CER u otras acciones (por ejemplo, fijaciones de C02 efectivas).

CO2 Validado. Dirigida a organizaciones que promocionan o gestionan eventos. Permite a una organización previamente a la organización de un evento disponer de este sello. Una vez finalizado dicho evento, debe calcular su huella de carbono y conseguir la certificación AENOR de Huella de Carbono CO2 Calculado.

Carbono Neutro. Se calcula la huella de carbono con los referenciales reconocidos internacionalmente, y siguiendo el orden jerárquico se lleva a cabo un Plan de reducción de emisiones, y las emisiones residuales se compensan a través de los mecanismos de compensación reconocidos. En este caso el referencial existente en la actualidad es la Norma PAS 2060:2014 (norma ISO en desarrollo).